Durante su trayectoria profesional -corta, para quienes lo quisiéramos tener aún entre nosotros-, tuvo el firme propósito de transmitir una visión particular de la grandeza de la educación y el alcance trascendente del perfeccionamiento humano.
Por Milena Lema. 02 junio, 2025. Publicado en el Suplemento El Tiempo, el 1 de junio del 2025.Edistio Cámere ha dejado una huella importante en la educación peruana. Se tomó la educación en serio; y, eso pasaba por la formación humana y profesional de los maestros. Tuvo siempre una incansable inquietud por la capacitación constante de profesores y directivos, a quienes instó a su permanente mejora pedagógica, y transmitió que la verdadera transformación educativa dependía del perfeccionamiento y la humanidad de quienes la guían.
El exdecano de Educación de la UDEP, Pablo Pérez recuerda: “Promovió en Lima varios cursos de la facultad, en el colegio Santa Margarita, para capacitar a docentes y directivos. Nuestra colaboración era mutua: desde Piura íbamos a dar capacitación a Lima, y él cada vez que visitaba Piura lo hacía con el mismo fin. Le estoy muy agradecido, pues gracias a su editora Mar Adentro, publicó dos de mis libros: Unidad personal y social, y Principio de Subsidiariedad”.
Quienes tuvieron el privilegio de conocer su gestión o trabajar cerca de él, saben de su visión a futuro, proyectada en la importancia que daba a la calidad de la enseñanza. Sus múltiples publicaciones son testimonio de este pensamiento profundo y aplicado.
Tenía la firme convicción de que, en la educación, el enriquecimiento no sólo es personal sino que lo más importante es la unión de voluntades conectadas por principios y valores compartidos. Fue una persona con una profunda noción de integrar, de unir fuerzas, de compartir visiones y de contemplar la verdad en conjunto. Este afán trascendente que va mucho más allá de intereses personales, lo llevó a crear muchas y variadas iniciativas educativas como organizaciones y asociaciones de colegios, promotoras, editoras y congresos estudiantiles, donde no sólo fue fundador, sino que participó activamente de su desarrollo y crecimiento.
Su capacidad para tender puentes y forjar alianzas es muestra de su liderazgo, que no era el de quien simplemente imparte directrices, sino el de quien irradia y contagia. Deja un gran legado en las distintas conferencias, publicaciones y libros; y, sobre todo, en conversaciones coloquiales con cada persona que se acercaba a él. Tenía siempre los brazos abiertos para que conocieras sus ideales, sus iniciativas e innovaciones aplicadas en el colegio; no le importaba decir que en algo se había equivocado y que no te recomendaba ir por ese camino. Le gustaba mucho el diálogo y el intercambio de impresiones, a las que siempre seguía con su escucha atenta.
¡Descansa en paz, Edistio!










